Un software diseñado para el uso de una pyme debe cumplir los mismos estándares de calidad que uno destinado a una gran empresa o una multinacional. En ambos casos el desarrollo del software debe contemplar como una fase muy importante la realización de una serie de tests que garanticen al 100% su óptimo funcionamiento.

Las pruebas de software son un conjunto de análisis cuyo objetivo principal es obtener información verídica sobre la calidad del producto y su funcionalidad. Este control cumple con una doble función:

  1. Garantizar la operatividad de los componentes del sistema y del sistema en sí.
  2. Verificar que el desarrollo ofrece la respuesta esperada a las necesidades del cliente.

Los tests deben llevarse a cabo en todas las fases del desarrollo. Únicamente de esta manera podremos tener la tranquilidad de que se descubren los posibles fallos o defectos, tanto en la fase de diseño como en la arquitectura del software, en la seguridad o en la escalabilidad.

Aplicar esta metodología aporta:

  1. Identificación y solución de errores en fases iniciales
  2. Reducción de la inversión económica y del tiempo de desarrollo
  3. Aumento del rendimient

El software testing

Las pruebas de software pueden clasificarse en:

  1. Pruebas funcionales. En función de distintos parámetros aplicamos una serie de tests basados en la ejecución y revisión de distintas funcionalidades y comportamientos previstos inicialmente, que determinarán la usabilidad. También son conocidas como pruebas de caja negra o black-box testing.
  2. Pruebas no funcionales. El objetivo es comprobar la operatividad del sistema sobre la base de unos criterios que no tienen una relación directa con el uso final.

Pruebas funcionales

  • Pruebas Unitarias o Unit Testing: Analizan individualmente rápidamente que cada unidad o pieza funciona adecuadamente y facilitan la comprobación de la legibilidad del código.
  • Pruebas de Componentes: Se verifica el funcionamiento de cada componente por separado sin integrarlo con otros elementos ni partes del sistema.
  • Pruebas de Integración: Comprueba que todos los elementos interactúan correctamente y ofrecen el resultado esperado. Por ejemplo, la operatividad entre módulos o el comportamiento de la base de datos dentro del sistema.
  • Pruebas de Sistema: Se estudia el producto completo para analizar defectos globales y aspectos específicos de su comportamiento.
  • Pruebas de Humo: Determina si todo el software funciona bien y si está listo para proceder a tests más complejos. Si no se supera esta prueba, el desarrollo no puede continuar y se vuelve al punto de partida.
  • Pruebas Alpha: Su objetivo es tener la mayor certeza posible de que lo desarrollado es correcto. Un ejemplo consistiría en centrarse en un prototipo únicamente de una parte del sistema para asegurarnos de que su implementación es la adecuada.
  • Pruebas Beta: Se desarrollan en un entorno real y sirven para identificar los errores no detectados hasta ese momento.
  • Pruebas de Aceptación: Verifican formalmente si un sistema satisface los requisitos del cliente ejecutando toda la aplicación y replican las conductas de los usuarios. Se llevan a cabo durante las pruebas unitarias y de integración.
  • Pruebas de Regresión: Se aplican en caso de que el desarrollador haya añadido alguna función o implementado algún cambio en funcionalidades previstas con el objetivo de comprobar que no afecta a otros elementos que no hayan sido modificados.
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Pruebas no funcionales

  • Pruebas de Compatibilidad: Comprueba el funcionamiento del sistema en diferentes entornos.
  • Pruebas de Seguridad: Es una fase básica porque su objetivo principal es garantizar que los datos y los recursos estén efectivamente protegidos ante ciberataques. Así por ejemplo, comprueba que no contiene vulnerabilidades y que responde bien ante amenazas y posibles.
  • Pruebas de Estrés: Consiste en enviar al sistema muchísima información hasta saturarlo y así que surja el primer error.
  • Pruebas de Usabilidad: Se realizan directamente con el usuario, quién da información exacta de cómo va a utilizar realmente la herramienta.
  • Pruebas de Rendimiento: Con este test se comprueban parámetros como la estabilidad y la velocidad del sistema y la experiencia de usuario ante cargas de trabajo diferenciadas y en condiciones de trabajo reales.
  • Pruebas de Internacionalización y Localización: Garantizan que el sistema cumple correctamente con el idioma, región y configuración regional de los mercados en los que va a ser lanzado.
  • Pruebas de Escalabilidad: Determina la capacidad del software para soportar incrementos de demanda en la operación sin la necesidad de variar su configuración de manera importante.
  • Pruebas de Mantenibilidad: Básicamente se centra en la analizabilidad, modularidad del sistema, así como la capacidad de ser modificado, reutilizado y probado.
  • Pruebas de Instalabilidad: Revisa que el proceso de instalación del software es correcto y no da ningún tipo de error.
  • Pruebas de Portabilidad: Establece la flexibilidad con la que el software o el producto se pueden mover de un entorno a otro.

Resultado final

En todo caso el software que supera satisfactoriamente todas las pruebas debe cumplir otros requisitos para dar respuesta a las necesidades y expectativas del cliente. El sistema entregable ha de ser:

  1. Flexible
  2. Escalable
  3. Ágil
  4. Multidispositivo
  5. Sencillo
  6. Medible

No dudéis en poneros en contacto con nosotros en contact@accensit.com para solicitar más información y resolver cualquier duda relativa a cómo realizamos las pruebas de test en nuestros desarrollos de software.

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